miércoles, 29 de diciembre de 2010

Érase una vez nosotros

Este one-shot lo escribí para un concurso de la escuela, estaba inspirado en la canción de Aru ga mama de no recuerdo el nombre del intérprete pero es el ending del hermoso anime de Nabari no Ou.

Título: Érase una vez nosotros
Grupo: DBSK/TVXQ
Pareja: JaeMin
Género: Slash, angst (?)
Extensión: OneShot
 

     Toda historia comienza con un “había una vez”, y termina con un “vivieron felices para siempre”. Pero mi historia no es así, ¿por qué el amor no es para siempre? ¿Por qué un día tenemos que desaparecer?

     Aún recuerdo la primera vez que nos vimos, era un día lluvioso y el cielo estaba negro; iba caminando cerca de un parque cuando mi vista se posó en un chico que estaba sentado en los columpios, estaba ahí solo. Aunque las gotas caían por su rostro pude identificar unas que no pertenecían a las nubes, él lloraba. Me quede paralizado, no sabía qué hacer, mi cuerpo reaccionó solo y, cuando menos lo pensaba ya estaba frente a él extendiéndole mi mano.

Él me miró, parecía confundido, ¿qué podía decir? Yo también.

     Cuando sus ojos se posaron en los míos me di cuenta de algo, yo quería estar con él. Quería que me permitiera estar a su lado, aunque fuera como un amigo, no importaba lo demás.
-¿Me acompañas?-pregunté aún con la mano extendida sonriendo.- No mires hacia atrás, por favor.
-¿Tú… te vas a quedar conmigo para siempre?-dijo alzando el rostro cubierto de lágrimas, sentí pena por él, sentí que lo comprendía. Porque después de todo, parecía que éramos parecidos.

Ambos unidos a un destino que no queríamos vivir.
           

     Después de ese momento sentí de nuevo las ganas de vivir, de volver a sentir, de querer estar con alguien por siempre, para siempre.

     Cuando sus ojos y los míos se cruzaban sentía algo inexplicable, pero era algo que se sentía tan cálido, tan bien.

     Los días pasaban y lo conocía más, quería preguntarle acerca del por qué estaba llorando ese día; sin embargo, algo me lo impedía. Él como adivinando lo que pasaba por mi mente, me lo dijo.
     Hace poco le habían detectado una extraña enfermedad, era nueva por lo que no tenía cura, le quedaban sólo tres meses de vida. Y lo peor de todo, es que su familia le había abandonado, le había dado la espalda.
     No puedo decir con palabras lo que sentí cuando dijo eso, pero mis brazos se posaron alrededor de su cuello, mientras aquellas gotas cristalinas abordaban mi rostro.
-Yo… yo me voy a asegurar de tomar tu mano, y así volar.-susurré a su oído- No importa que tan lejos esté.-mordí mi labio inferior ocultando mi rostro en su pecho.- Así será, de esa manera.



     Era tan difícil enfrentar la realidad, poco a poco sus sentidos iban desapareciendo, su tacto era nulo y su gusto ya no existía. Era cierto que mis sentimientos hacia él habían causado grandes problemas con mi familia, ¿por qué los adultos no comprenden?

-¿Qué sucede?-pregunté al verlo tan exaltado, estaba sudando frío y su rostro se encontraba más pálido de lo normal.
-No… no puedo dormir.-extendí mis brazos invitándolo a dormir en mis piernas, acariciaba sus mechones de color chocolate mientras tarareaba una nana.- Tengo miedo.
-Yo también.-manifesté tomando su mano, aunque no me dijera nada el simple contacto con su mano hacia que tuviera el poder para entenderlo.

     Esa noche ambos lloramos hasta quedar dormidos, y nunca solté su mano, porque yo… quería sentir el calor que estaba impregnado en él.

     Las cosas comenzaron a ser diferentes, su caminar era lento e inseguro, aunque le preguntaba qué era lo que estaba pasando, él no me quería decir. Hasta que tropezó, apretó su puño y comenzó a golpear al suelo.
-Maldición Jae, estoy perdiendo la vista.-me vio con lágrimas en los ojos. Yo sabía que esto iba a pasar pronto, pero, aun así, no sabía qué hacer, qué decir. Así iba a ser desde un principio, de esa manera, tendré que aceptarlo aunque no lo quiera. Tendría que aceptar el hecho de que cada vez, Changmin estaba más lejos de mí. Que Changmin se estaba yendo de mi lado lentamente.



     Íbamos caminando en el parque, Changmin se encontraba algo cansado y se sentó en una de las bancas. Le observaba de lejos mientras compraba unos helados, aunque él ya no podía degustar de la comida, aun así compré de su sabor favorito.
-Aquí está su cambio.-dijo el vendedor mientras me extendía su mano para darme el dinero.
-No se preocupe, quédese con él.


     Ya habían pasado los tres meses y yo aún seguía teniendo la tonta esperanza de que ocurriera un milagro y él siguiera viviendo, pero dentro de mí sabía que eso no iba a suceder.
     Esa noche dormí abrazado de él. A la mañana siguiente me despertó dando ligeras caricias a mi cabello.
-¿Minnie?-pregunté abriendo mis ojos.
-Algún día no vamos a vernos.-dijo mientras sus ojos se volvían vidriosos, soltando mi mano.
-Aun así, si dejo de tomar tu mano, no voy a olvidar… No voy a olvidarte porque cuando estoy contigo siento que puedo ir a cualquier lugar.-dije aferrándome a él, ¿qué era toda esa situación? ¿Por qué todo sonaba como a despedida?
-¿Podrías…?-tosió un poco- ¿Podrías cantar una nana para mí?-asentí.- Jajá, tus ojos pasaron de cafés a rojos.-Le miré enternecido mientras aclaraba un poco la garganta.
-Estoy pensando en ti, siempre estoy a tu lado…-comencé a cantar mientras sentía como su agarre se volvía un poco más fuerte.
-Estoy cansado, creo que dormiré un poco.
-Está bien, seguiré cantando para que duermas.-dije sonriéndole, poco a poco su agarre se fue debilitando y poco a poco me fue soltando.- ¿Minnie? ¿Chang...? ¿¡Changmin!?

     No recuerdo cuántas veces le llamé ese día, pero si recuerdo el hueco tan grande que había dejado. Estar con él me había enseñado a vivir y ahora ya no estaba.


Y así como un día apareció, se fue.


-¿Qué estarás haciendo ahora, Changmin? ¿Estás viéndome?-dije observando al cielo.


FIN

No hay comentarios: